Publicado en RazónPublica.com

No son “repúblicas independientes” ni tienen por qué asustar. Ya existen seis en Colombia y servirían para que los exguerrilleros no acaben siendo delincuentes ordinarios ni operarios del crimen organizado.

El reto 

La reincorporación social de los ex combatientes suele ser uno de los principales retos de los proceso de paz. El éxito de las negociaciones y acuerdos depende en gran medida de las estrategias que hagan viable y efectivo su retorno a la vida civil. Un diseño inadecuado o un funcionamiento deficiente de estas estrategias pueden conducir a la reincidencia en actividades subversivas o a la vinculación a organizaciones criminales como el narcotráfico o de la delincuencia común.

Según algunos estudios comparados, entre el 15 y el  30 por ciento de los desmovilizados de grupos guerrilleros o paramilitares acaban involucrados en actividades delictivas o retornan a su condición de alzados en armas[i].

Esta cifra puede variar según sea la organización de cada grupo armado y las circunstancias  de cada proceso. En Guatemala, por ejemplo, después de firmado el acuerdo Paz Firme y Duradera, se presentaron altos niveles de violencia atribuidos en parte a los problemas de reinserción social de los ex combatientes, muchos de los cuales fueron incorporados a organizaciones criminales[1].

Los obstáculos

Diversos análisis asocian la reincidencia de ex combatientes con cuatro factores centrales:

  1. El desempleo. Muchos desmovilizados se encuentran en regiones marginales o zonas deprimidas, donde escasean las oportunidades laborales; además, suelen ser estigmatizados y no cuentan con las mismas oportunidades que otras personas. 
  2. La falta de seguridad. Los atentados contra la seguridad física de los ex guerrilleros conduce en muchos casos a que se rearmen y se vinculen a organizaciones criminales. 
  3. Los obstáculos para la participación política. Para un sector de los ex combatientes –especialmente para sus líderes- los espacios de participación y el eventual acceso a espacios de representación constituyen un factor de peso para su no reincidencia; la imposibilidad o dificultad de lograrlo es un incentivo para volver a las actividades criminales. 
  4. La falta de aceptación social. El rechazo por parte de la población, la discriminación, o el ser considerado como una amenaza para la convivencia, suelen hacer que los ex combatientes no encuentren un lugar en la sociedad y acaben vinculados a organizaciones criminales[ii]. 

Para superar este tipo de obstáculos se han ensayado diversas estrategias de reincorporación, con resultados muy variables. En el actual proceso de paz en Colombia una de las propuestas que empieza a abrirse paso es la de las Zonas de Reserva Campesina –ZRC- que por sus características y el marco jurídico existente puede resultar acertada y viable.

Las Zonas de Reserva Campesina

Las ZRC fueron incluidas en el primer acuerdo de las negociaciones de paz que se adelantan en La Habana. Estas zonas son un medio adecuado para promover la economía campesina y  un mecanismo que puede contribuir al cierre de la frontera agrícola.

El acuerdo estableció que el gobierno nacional apoyaría planes de desarrollo para estas zonas y establecería dentro de ellas formas efectivas de participación comunitaria.

Las ZRC fueron creadas mediante Ley 160 de 1994 (Capítulo XIII, artículo 80) con los propósitos de frenar la expansión de la frontera agrícola, evitar la concentración de la tierra y fomentar la economía minifundista. Se pretendía ofrecer un modelo de ocupación productiva del territorio para campesinos sin tierra y para desplazados.

En la actualidad existen seis ZRC en el país ubicadas en Calamar (Guaviare), Cabrera (Cundinamarca), El Pato (Caquetá), el sur de Bolívar (Bolívar), el valle del Río Cimitarra (Antioquia y Bolívar) y en el alto Cuembí y Comandante (Putumayo). También están en trámite otras siete zonas y en el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (INCODER) se han radicado diez solicitudes más.

Las ZRC tienen una densidad demográfica promedio de un campesino por cada once hectáreas, y el área total de las existentes más las solicitadas suman dos millones y medio de hectáreas (su ubicación figura en el mapa siguiente).

mapa_zonas_reserva_campesina

Espacios de reintegración social

Las ZRC pueden convertirse en una estrategia efectiva de reintegración social de ex combatientes y servir de albergues productivos para los desmovilizados de las FARC, puesto que ellas permiten enfrentar de forma exitosa e integral los factores que inducen a la reincidencia en actividades ilegales.

Mediante las ZRC se entregarían a los ex guerrilleros parcelas aptas para la producción agrícola, se pondrían en marcha mecanismos de participación comunitaria para definir los Planes de Desarrollo, y los ex combatientes tendrían la oportunidad de nominar, postular y elegir autoridades políticas vinculadas a la región.

En términos económicos, la ocupación productiva de las tierras generaría empleo, algunos productos de consumo e ingresos a sus ocupantes, mientras que la agrupación territorial y la interacción social de los ex combatientes les permitirían superar las posibles dificultades de aceptación y de rechazo social.

Los legados emocionales de la guerra y la inseguridad física se pueden contrarrestar de forma más efectiva mediante la agrupación, y su interacción cotidiana les permitiría una mayor cohesión social a partir de su pasado en común y de sus experiencias de vida.

 

Mejor opción  

Las ZRC son una alternativa más viable que otras estrategias que se han adoptado en el  pasado o las que han sido propuestas recientemente.

  • A comienzos de la década de 1990 muchos ex combatientes fueron reincorporados  mediante la entrega de viviendas, subsidios, becas y cupos de taxis, o a través de la financiación de asociaciones y pequeñas empresas productivas. En estos casos los grupos  eran muy pequeños y el número de ex combatientes  considerablemente menor que el resultaría de las actuales negociaciones con las FARC. Y si embargo  algunos de los desmovilizados de entonces se vincularon a organizaciones criminales.
  • Recientemente se ha propuesto que los ex combatientes podrían integrarse a la Fuerza Pública convertidos en policías o soldados. Esta propuesta crea muchos recelos por parte de las autoridades y de amplios sectores de opinión, pues implicaría delegar el manejo de armas y la responsabilidad de seguridad a personas que en el pasado reciente ejercieron la violencia contra la sociedad.

Estas opciones no parecen muy acertadas y podrían trasladar los conflictos violentos del campo a la ciudad (como ha ocurrido en países de Centroamérica y África subsahariana después de los acuerdos de paz). Ante estas alternativas parecen más razonables las ZRC.

Asignatura pendiente 

Las ZRC son percibidas por algunos sectores políticos con mucha desconfianza.

  • Las han definido como retaguardia de las FARC, donde cultivan y procesan la hoja de coca, en donde se han refugiado, reorganizado y planeado sus estrategias de guerra[iii].
  • Como lo hizo en su momento Álvaro Gómez Hurtado –quien acuño el concepto de repúblicas independientes- el ex senador y ex ministro de agricultura Juan Camilo Restrepo afirmó que el gobierno no permitirá que las reservas campesinas se conviertan en “republiquetas independientes”[iv].

Por el contrario, para algunas organizaciones y movimientos sociales, académicos y analistas y para la mesa de negociaciones de La Habana, las ZRC constituyen una alternativa viable de desarrollo económico, de freno a la ampliación anárquica y espontánea de la frontera agrícola y de redistribución de la propiedad de la tierra.

La discusión sobre estas zonas recién comienza y es necesario definir sus alcances, su estructura, su funcionamiento y su puesta en marcha durante el posconflicto.

Como he argumentado en este escrito, las ZRC pueden jugar un papel importante en el proceso de reincorporación social de los ex combatientes, y los actores del conflicto y de la paz deberían apostarles en serio.

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[i] La desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia siguió esta tendencia (Fundación Ideas para la Paz, enero de 2010: ¿hacia dónde va el paramilitarismo?).

[iii] Rafael Guarín (Revista Semana, 15 de julio de 2013: “Lo que se esconde en el acuerdo con las Farc”).

[iv] El Espectador (13 de marzo de 2013), “Zonas de reserva campesina encienden el debate”.

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