Publicado el 13 de Junio de 2013 en  ElColombiano.com

El balance preliminar del proceso de paz arroja un saldo ambivalente.

Aunque se observan importantes avances en uno de los puntos de la agenda pactada entre las partes, la insistencia de las Farc de romper las reglas de juego de este proceso, mediante la ampliación de la agenda, es una de las principales amenazas a las negociaciones.

El primer acuerdo sobre tierras es muy positivo, puesto que dan en la médula de uno de los principales factores de atraso y violencia en Colombia: los conflictos agrarios.

Aunque este tipo de conflictividad social no siempre ha generado violencia, en nuestra historia nacional sí ha estado relacionado con el conflicto armado.

Los acuerdos sobre el primer punto permiten resolver el acceso a tierras, la actualización del catastro rural y la implementación de mejores estándares del manejo de la información predial, la creación de una institucionalidad a cargo de la resolución de disputas alrededor del acceso y uso de la tierra.

Uno de los aspectos más favorables de lo acordado sobre el tema agrario es que ofrece valiosas herramientas para atender las problemáticas del sector rural colombiano sin poner en riesgo ni vulnerar los derechos de propiedad.

Sin embargo, las Farc reiteran la presentación de una propuesta que va en contravía de las reglas de juego del proceso: la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.

Esta insistencia en la ampliación de los temas de la agenda y el cambio constitucional, es nociva para el proceso porque le resta el apoyo con el que hoy cuenta entre una parte importante de la ciudadanía, los grupos de interés y los líderes de opinión. Estos sectores apostaron por la paz, en parte, porque se acordó que el diseño constitucional no sería objeto de discusión. Con el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente, el grupo insurgente están minando el apoyo político al proceso de paz.

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