Jóven asesinado en Cali fue víctima del rencor | ELESPECTADOR.COM.

Hoy quería comentar más a fondo este hecho y la respuesta de la Policía Nacional.

Tal vez lo único que valga la pena añadir es que he visto como en los últimos dos años ha comenzado a erigirse una barrera -construída por la misma policía- entre la institución y los jóvenes.

No sólo ya ha generado por lo menos tres o cuatro casos de violencia letal, sino que ha separado por completo la gestión policial de los jóvenes en muchas comunas del país. Esto es difícil de ver, de medir, pero especulo que hoy día la policía está más lejos de los jóvenes que nunca.

Y los jóvenes son el mayor grupo de riesgo. De riesgo de ser tanto víctimas como perpetradores de la violencia armada.

¿Por que sucede esto?

En primer lugar por la nociva tendencia populista al «paternalismo estatal prohibicionista«, tanto en la izquierda como en la derecha: prohibir el uso del espacio público, centrar la atención de la lucha contra el narcotráfico en los jóvenes, prohibir el consumo de licor, los «toques de queda» discriminatorios (sólo para jóvenes), etc.

También por la ausencia de evidencia que guíe la labor policiva: ¿alguien sabe qué funciona en las comunas para reducir la violencia y el crimen en nuestras ciudades?

A todas estas, lo único que queda de este tipo de enfoques en seguridad -en el barrio, en los barrios de las ciudades colombianas- es una seguridad impuesta, no construida desde la base. Una seguridad excluyente, por las armas, y no inclusiva ni de colaboración.

Ojalá que la Policía Nacional enmiende la plana.

Ya no bastan más excusas públicas: es necesario cambiar la doctrina policiva frente a la seguridad de los jóvenes.

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